Enero de 1830, El Pueblo de La Toma estaba de fiesta, se casaba Teodoro Cortés con Teodora Villafañe hija del Cacique Don Juan de Dios Villafañe (1). El matrimonio tendrá 10 hijos pero 4 de ellos fallecerán siendo niños(2). Dos de los hijos, Félix y Gregorio, con distintos criterios serán líderes del Pueblito, frente a un Estado liberal que implementaba un plan exterminador.
Don Félix Cortés fue el primogénito, nació el 16 de
Noviembre de 1832 y contrajo matrimonio con Mercedes Salinas. Respetando la
línea sucesora la comunidad lo reconoció en 1860 como Curaca del Pueblo de La
Toma. Don Félix conocía acerca de las políticas liberales hegemónicas, por eso
sus temores fueron creciendo. El Curaca era un hombre bondadoso pero débil de
carácter en medio de una coyuntura difícil y agresiva.
José Gregorio Wenceslao
Cortés nació el 8 de Septiembre de
1838 y quedó segundo en la línea sucesoria al fallecer dos de sus hermanos
mayores y ausentarse otro. Don Gregorio Cortés, era un hombre de bien como su
hermano, pero a diferencia de aquel, era confrontativo, locuaz y decidido.
Promulgada la Constitucional Nacional, el gobierno cordobés,
arremete con una política liberal de tierras. Un viejo enemigo del Pueblito, el
Dr. Mariano Fragueiro, Gobernador de esta provincia suscita la sanción de
algunas leyes que relacionan: la cuestión de tierras con la desarticulación de
las comunidades aborígenes.(3) En 1867, el Estado cordobés embiste directamente contra el Pueblo de La Toma
intenta parcelar reemplazando la posesión comunal del territorio por la
propiedad privada(4).
El Curaca Don Félix Cortés comprende la situación y el
clamor de su comunidad indígena y decide enviar una carta documento al gobierno
donde le expresa que ellos seguirán siendo una comunidad dispuesta a seguir
gozando de las tierras comunales como así también de los pastos comunes;
sostienen la unidad indisoluble entre comunidad y territorio. Acompañan esta
carta 390 comuneros y comuneras. En esta oportunidad todos están de acuerdo
acerca de las tierras comunales, pero también surgen dos grupos con criterios
políticos diferentes y enfrentados, uno de ellos estará integrado por Don Félix Cortés, Lino Acevedo,
su yerno Bruno Canelo(5) y el otro por los hermanos del curaca Gregorio Cortés y Juan José Cortés y Valentín
Suarez.
Presionado por este conflicto, el curaca accede junto a Lino
Acevedo, a dar lugar una solicitud en la que la municipalidad pide la donación
del terreno junto al cementerio público San Jerónimo, para construir una
necrópolis de disidentes. Gregorio Cortés expresa su rechazo a tal decisión,
disintiendo públicamente con su hermano
el Curaca y acompañado por casi cincuenta comuneros entre los que se encuentran
su hermano menor Juan José, Valentín Suarez y Domingo Salinas cuñado de Don
Félix, dan a conocer a la Justicia su no reconocimiento a lo pactado(6).
Gregorio y su gente solicitan la representación del Dr. Gerónimo del Barco
quien los convence que si desisten de su decisión, la municipalidad les construirá
la primera escuela primaria del Pueblito. Eso llevó a los querellantes a ceder
esa parte del territorio. Se construyó el cementerio de disidentes y nunca se
edificó la escuela. Fue una mentira(7).
Don Félix queda desprestigiado y el Gobierno provincial aprovechó
una demanda de Camilo Lucero esposo criollo de la comunera Olaya López contra
el Curaca por no cederle un lote para su vivienda. Don Félix “defendido”
judicialmente por el Dr. Miguel Juárez Celman(8) fue presionado a renunciar al curacazgo y a la sindicatura del Pueblito. La audiencia del 14 de Mayo de 1875 se
refiere a él como el “ex curaca” y Lino Acevedo firmó en su representación. En
línea sucesoria les correspondía el cacicazgo a los hijos de los antiguos
curacas Villafañe(9) o a su hermano Gregorio Cortés. El gobierno quería liberarse de Gregorio, pues
representaba la resistencia activa del Pueblito y decidió nombrar síndico a
Lino Acevedo, primo político y cercano a Félix Cortés, quien aceptó. Su
condición de síndico le procuró ser reconocido como curaca por el Pueblo de La
Toma, cosa que el gobierno alentó (10) Gobernaría una comunidad herida por la división.
Don Lino quiso resistir a la nueva organización de tierras,
pero el gobierno de la provincia lo doblegó mediante las leyes(11) de 1881 y 1885, llamadas leyes de desarticulación de las comunidades. Don Lino
Acevedo optó por la negociación. El Gobierno lo pone al frente de una comisión
de síndicos para empadronar al Pueblito. El empadronamiento no será casa por
casa sino en el domicilio del Curaca.
Gregorio Cortés “puso el grito en el cielo” y sostiene: “Hoy se trata de despojarnos de nuestras tierras y casas, mañana puede
ser que se nos quitaran nuestros hijos”(12). Gregorio Cortés enfrentado
con políticos poderosos como Miguel Juárez Celman, Gregorio Gavier y el Ramón
J. Càrcano y empresarios como Esteban Dumesnil,
Carlos Casaffousth y Aureliano Boudereau, logra que un sector numeroso
de la comunidad, entre las que se encuentran muchas mujeres, apoyen
decididamente el reclamo contra el plan liberal. Un comunicado de prensa de la
comunidad reza: “protestamos contra cualquier acto de deslinde de cualquier
naturaleza, ejecutada por la comisión nombrada por el poder ejecutivo…no
reconoceremos lo hecho o por hacerse por dicha comisión o por el curaca, pues desde
hoy en adelante le prohibimos obrar en nuestro nombre. No reconoceremos título
alguno otorgado por la Comisión o el Curaca, sino los otorgados por la
comunidad” El 23 de Agosto de 1883, día que redactaron el documento, muchas
familias del Pueblo de La Toma inhiben al Curaca Lino Acevedo como autoridad y
referente, reconociendo a Don Gregorio Cortés como tal.(13)
Don Gregorio Cortés en 1886, organiza a la comunidad para
resistir el desalojo. Uno de sus seguidores, el comunero Domingo Salinas, es
detenido y recluido en la policía y los diarios denuncian el merodeo policial(14).
Pedro Villafañe(15) enfrenta el desalojo violento dirigido por uno de los “supuestos compradores”,
el comisario Fabriciano Martínez, que a su vez preside el grupo para policial
“La Cadena” brazo represor del juarismo. La violencia represiva policial cunde
el pánico en el Pueblito. Don Gregorio reúne a la comunidad que resiste. Logran
que se realice una nueva evaluación de los terrenos, también que los antiguos
poseedores sean considerados sobre los nuevos compradores y logran un segundo
empadronamiento que se realizará en 1888. El carnaval de remates comienza de
inmediato, los abusos de la burguesía son escandalosos. El pueblito atónito se
prepara para sobrevivir. Don Gregorio Cortés, azote del Suquía, capaz de
enfrentar al gobierno y a los propios curacas fallece al comenzar 1890.
El Comunero.
[1] Juan de Dios Villafañe, fue Curaca desde
1805 hasta 1829
[2] 1832: Félix; 1834: Juan Alberto (fallecido
a los 6 años); 1835: Nicasio (se trasladó muy joven a Villa Dolores donde se casó);
1837: Antonino Adrián del Sagrado Corazón (falleció a los 6 años); 1838: José Gregorio
Wenceslao; 1840: María Antonina del Sagrado Corazón de Jesús; 1843: Juan José;
1845: Julián de los Dolores; 1846: María Dolores (fallecida a los 3 años);
1849: Abdón (fallecido a los 4 años)
[3]
AHPC CLDPC T 2, 28 de septiembre de 1858 y 10 de Febrero de 1859
[4]
AHPC CLDPC T 2 21 de Noviembre de 18867
[5] Es curioso que Bruno Canelo firme ya que él no se reconocía aborigen. Casado en 1866 con la hija de Don Lino Acevedo, María del Carmen Acevedo, se nota el crecimiento de su influencia en Don Lino y por él en Don Félix. Bruno Canelo es amigo de Juárez Celman y parte activa del régimen.
[6] Don Félix Cortes y Lino Acevedo, toman
distancia.
[7]
AHPC 1874Escribania 2 leg 189 exp 21
[8]
Pocos años después Gobernador de Córdoba y Presidente de la Nación.
[9] Belisario único hijo del Cacique
Manuel Villafañe o Mateo hijo del
Cacique Francisco Villafañe
[10] Los Caciques
Félix Cortés y Lino Acevedo son influidos por el yerno de este último,
Bruno Canelo.
[11]
AHPC Escribanía 2 leg 234 exp 6
[12]
Diario El Eco de Córdoba 28 y 29 de Agosto de 1883
[13] Mientras que otro sector del Pueblito decide seguir a Don Lino y el gobierno también.
[14]
Diario el Porvenir 22 de Octubre de 1886
[15]
Diario El Porvenir del 29 de Octubre de 1886