Una multitud de porteños, lo aclama, Miguel Dellavalle
ha sido el artífice del triunfo argentino. La selección nacional es ovacionada
por la Argentina que ha logrado por primera vez convertirse en campeona del
certamen sudamericano, llamado actualmente Copa América. Miguel Dellavalle es
tapa en varios diarios del país, porque el público le adjudica el triunfo. Se
convierte en ídolo nacional, es decir en una persona amada con pasión. Este
comunero fue el primer ídolo argentino en el fútbol nacional.
Un italiano llamado Gaetano Dellavalle llega al país, está
empobrecido y como todo inmigrante busca un porvenir, pero no se queda en la
zona agraria, viene a Córdoba y consigue un lugar en el Pueblo de La Toma pocos
años antes de la desarticulación de la comunidad. Comenzaba la década de 1880,
tiempos infames para el Pueblito[1].
Viviendo en la Comunidad conoce a Rosalía Sánchez, nieta por línea materna del
bravo cacique Don Valentín Suarez, que compartía con los Curacas principales:
Don Félix Cortés, Don Lino Acevedo y Don Gregorio Cortés.
El Pueblito no le decía Gaetano sino Cayetano[2].
Cayetano Dellavalle, a los dos años de vivir en nuestro territorio se enamoró de
Rosalía y se casó con la comunera. El matrimonio tuvo siete hijos: Cayetana
(1884), Petrona (1888) Adela (1892), Rosalía Teresa (1894), Aurora (1896),
Miguel (1898) y Pedro Luis (1899 fallecido a los pocos días de nacer). La
familia fue formada cuando el lugar no se llamaba todavía Pueblo Alberdi, sino
conservaba el nombre ancestral: Pueblo de La Toma.[3]
Cuando fue fundado el Club Atlético Belgrano en 1905,
Miguel caminaba hacia los 7 años y ya le gustaba el futbol, pero a los 16 años,
es decir en 1915, jugaba en la tercera del CAB. Escuchemos a Miguel, apodado
para ese tiempo “El Negro” en una entrevista periodística: “Me inicié en el
Club Belgrano en 1915 debutando en la tercera división en el puesto de centro
half y anoté un gol. Ascendí enseguida a la segunda, ganando un campeonato de
división. A fin de año fui promovido a primera, en la que, durante el verano de
ese año, disputamos y ganamos un campeonato. Desde entonces seguí actuando en
primera, habiendo sido designado invariablemente en la liga cordobesa”[4]
En 1920 “el negro” Dellavalle fue integrado en la
Selección Nacional Argentina. Su primera actuación en el seleccionado fue
contra Uruguay, en el que nuestro comunero deslumbró dando un espectáculo que enamoró
a la tribuna. Un solo error “explicable”, acostumbrado al celeste de Belgrano, después
de dejar atrás a dos rivales, le alcanzó la pelota al primer habilitado, que resultó
un uruguayo con su celeste camiseta nacional. No obstante Argentina ganó. Otra
destacada actuación fue en el sudamericano en Chile, cuando el negro, abrió el
torneo con un golazo en el ángulo izquierdo del arco rival, pero fue en Buenos
Aires en el 2021 cuando el seleccionado argentino se alzó con la copa
continental. Dellavalle descolló, toda Argentina se sentía orgullosa del
jugador, sobre todo Córdoba, Barrio Alberdi, y por supuesto El Pueblo de La
Toma. Pero en el sudamericano en Rio de Janeiro comenzó la declinación de
nuestro comunero: sufrió una seria lesión en la rodilla, de la que no se recuperó
y fue reemplazado en la selección argentina, de la cual finalmente se retiró
cuando tenía 23 años.
Intentó sin éxito en el tenis y la esgrima. El público
que lo vitoreó hasta el frenesí, lo fue olvidando. Volvió a vivir al barrio,
residía en la calle que después se llamó Enfermera Clermont al 700 y lo
asaltaban ataques de depresión, situación que se hizo irremediable después de
la muerte de su madre Rosalía Sánchez. Pongamos atención en las palabras de un
sobrino suyo, Alfredo Dell Aringa[5]:
“El Negro era un flor de tipo, no le gustaba mucho hablar de su ciclo de
futbolista, lo recuerdo como un tipo muy amigable y derecho en un montón de
cosas. El único defecto que tenía era el trago, un vicio bastante común en esa
época. El siempre tenía justificación para mandarse unas copitas. Cuando ganaba
se chupaba para festejar y cuando perdía lo hacía para calmar las penas”[6]
Habiendo perdido su popularidad, deprimido por el
desencanto y el olvido, sufriendo el deceso de su madre, de quien era su
preferido por ser el menor y “el único varón” dio rienda suelta a su alcoholismo.
Quienes lo seguíamos amando además de su familia, era su comunidad de La Toma,
para ese tiempo obligada a la invisibilizaciòn, nosotros sus vecinos, seguíamos
admirándolo y nos lastimaba su situación. Un día de noviembre, estando en su
casita en el barrio, puso su revólver Éibar calibre 32 en su cabeza y se disparó,
quedando gravemente herido y en estado de coma hasta que falleció el 22 de noviembre
de 1932.
La Comunidad del Pueblo de La Toma, sintiendo a Miguel
Dellavalle como propio ya que desciende de luchadores del Pueblito por su
cultura y territorio, espera con este aporte colaborar con todos aquellos que
lo reivindican y quieren “desenterrarlo” del olvido. Este hermano comunero,
pirata y campeón, lo merece.
EL COMUNERO
[1] En 1881 y 1885 son promulgadas las leyes de desarticulación de las
comunidades aborígenes. En 1886 son desalojados y en 1888 después de la
distribución de lotes, comienza un alocado remate.
[2] Así figura en las actas bautismales de sus hijos en el Archivo del
Arzobispado de Córdoba.
[3] El Club Atlético Belgrano nace el 19 de Marzo de 1905, cuando el
territorio se llamaba Pueblo de La Toma. Cambiará de nombre por Pueblo Alberdi
en Septiembre de 1910.
[4] La Voz del Interior edición de28 de Noviembre de 1921
[5] Alfredo Dell Aringa es hijo de Alfredo Dell Aringa y de Rosalía Teresa
Dellavalle (hermana de Miguel)
[6] Referencia recordada por Gustavo Farías. Periodista de La Voz del
Interior.