6.2.23

EL CACICAZGO EN EL PUEBLO DE LA TOMA

El 18 de Abril de 2008, en vísperas del día del aborigen americano, en un acto público en uno de los predios del Cabildo de Córdoba, la Comunidad Comechingón del Pueblo de La Toma -nunca desaparecida pero si invisibilidad por el sistema- constituyó su rearticulación. Bajo el lema de aquella expresión del Cacique Lino Acevedo “DONDE HAY CURACA HAY COMUNIDAD”, los comuneros del Pueblito proclamaron sus autoridades en una emotiva ceremonia con nutrida concurrencia de la sociedad y la presencia de medios de comunicación.

Algunas personas de otras comunidades originarias o del ámbito académico local cuestionan que llamemos “curacas” a nuestras autoridades, porque es una palabra que proviene del quechua y fue usada por los conquistadores que generalizaron el término en la región andina Sudamericana para designar a los jefes de las poblaciones aborígenes.

En ambas parcialidades camichingón existen términos para designar a nuestras autoridades, en “henia” se los denomina NAGUAN o ACAN NAVE mientras que en la “camiare” se les dice NAVE o NAVIRA, inclusive las comunidades sanavironas con las cuales convivíamos en el momento de la conquista española, los designaba charaba.

¿En 2008 no teníamos esa información? Por supuesto que siempre estuvimos informados de esos términos, pero cuando decidimos la rearticulación de nuestra comunidad del Pueblo de La Toma, abrimos un debate sobre este asunto, y por unanimidad decidimos continuar la denominación interrumpida hace poco, en 1930, con el fallecimiento de Don Belisario Villafañe quién intencionalmente apodaba “curaca” a su hijo mayor Juan. Mientras que muchas de las actuales comunidades originarias de Córdoba sufrieron la desarticulación bastante tiempo antes que nosotros e interrumpieron la línea de sucesión de sus autoridades en otros siglos; hoy cuando vuelven a re-articularse, no tienen nuestra experiencia familiar acerca del término curaca que nuestros caciques proclamados en el 2008 recibieron de sus padres biológicos el uso vigente de dicho término. Las comunidades que hoy llaman Naguan a sus autoridades han tenido una decisión válida, legítima, apoyada por los archivos de nuestra ciudad y por los libros de historia. Hace poco, salió ocasionalmente este tema en presencia de los nuevos “caciques”, y los jóvenes decidieron continuar con la tradición del Pueblito.

También somos conscientes que la palabra “cacique” proviene de las culturas tainas en el Caribe y los conquistadores impusieron en toda América desconociendo las distintas estructuras políticas pre existente a la invasión europea. La palabra cacique como curaca han sido re-significadas por el proceso socio histórico del Pueblito. Posiblemente haya argumentos válidos en quiénes cuestionan nuestra terminología, aunque esperamos comprendan  nuestras razones. Confiamos que hay mucho tiempo por caminar y que es enriquecedor que el “asunto” no quede abierto.

El Pueblo de La Toma también ha tenido caciques mujeres como en el siglo XVII Doña Teresa y Doña Bernarda De Iquin o en el pasado reciente Doña Teresita Villafañe y Doña Argentina Acevedo, o actualmente Doña Audelina Saavedra.

Con motivo del fallecimiento de Don Lino Acevedo, el diario Los Principios en su edición del 22 de Agosto de 1901 informa su deceso escribiendo “…Acevedo ha sido en su tiempo curaca, que es lo mismo que capitanejo de la comunidad indígena del Pueblo de La Toma, en este municipio.”  ¿Qué significa un curaca, un Naguan, un charaba, un cacique para nosotros? Ciertamente no es un capitanejo, es algo superior y va màs allá de jefe tribal. Sostenemos lo dicho por Don Lino Acevedo: “donde hay curaca hay comunidad”, es decir, no es un simple referente, sino es expresión visible de nuestra comunidad. Se trata de una persona en quién los comuneros nos sentimos representados. Aquel o aquella, cuya vinculación con el territorio lo hace sabio y su amor por la comunidad, intrépido. No se trata de ejercer un paternalismo, sino tener la capacidad para “poner el pecho”, “dar la cara” y “tirarse al agua”, cuando las circunstancias y la realidad lo ameriten.  Nuestra espiritualidad es clave para ejercer su rol como curaca, en ella bebe y entonces sabe lo que tiene que hacer.

EL COMUNERO