25.10.22

LOS ENAMORADOS



Doña Cruz de 95 años vivía muy cerca de la rivera sur del Suquía, kilómetros arriba, cuando el curso fluvial corre por la Quebrada de Bamba. Un día la fui a visitarla. Ella me recibió con amabilidad y timidez. Se trataba de una anciana muy humilde, que compartió conmigo, un jarro de mate cocido con un trozo de pan casero.

Le pregunté: “Doña Cruz… ¿cómo surge el río Suquía?” ella me mira, piensa y me responde “El río son las lágrimas sagradas del Gran Espíritu. Él se emociona con la belleza de la naturaleza, y en las altas montaña, llora. Sus lágrimas forman vertientes que se derraman por las laderas y se juntan cerca de aquí, donde nace el Suquía. Cuando aparecieron los primeros hombres, los comechingones, eran los preferidos del Gran Espíritu, pero los brujos se pusieron celosos y comenzaron a entretenerlo con cantos y cuentos para que no llorara y entonces comenzaba la sequía que hería y mataba a hombres, plantas y animales. Los comechingones, muertos de sed y hambre clamaron misericordia al Creador, éste los escuchó, se conmovió y mirando la tristeza de los hombres lloró y el río volvió a ser como antes. Pero los brujos en época de frio visitan al gran Espíritu y con sus relatos lo vuelven a entretener. La sequía regresa todos los años y es larga, causa estragos, por eso hay que suplicarle que derrame sus aguas benditas, Él siempre escucha y llora por nosotros”.

Algunas veces había escuchado sobre todo a los ancianos del Pueblito, que el río tenía que ver con el llanto de Dios. Otras veces me dijeron que era el canto de los brujos, también muchas veces escuché que el río era “Padre Sagrado”, por eso cuando oí el relato de Doña Cruz, relacioné los fragmentos moribundos de un mito amenazado por la invasión cultural. La fuerza de los mitos está en la sobrevivencia de sus creyentes. El trabajo de los recopiladores contemporáneos y de la tarea formadora, socializadora de los transmisores, tiene especial sentido cuando se orientan a preservar la memoria colectiva ancestral.

El mito es como una tela de araña, ésta puede ser desarmada por los vientos, pero sus hilos se reconstituyen con la sabia experiencia de su tejedora. El mundo actual y pluricultural, está lastimado por una hegemonía globalizadora. Aunque restituir las telas de araña son un desafío de nosotros, los comechingones.

Los padres ancestrales del Suquía son el Yuspe y la Punilla, Uno desciende desde Los Gigantes y el otra por las sierras altas, sus hijos mayores, el San Antonio y el Cosquìn fortalecen al preferido de la familia, al Suquía, que al entrar a la ciudad de Córdoba, lo espera el Arroyo Inchi Saldan. El Cacique Ichin Saldan le trae noticias de las sierras chicas. Cuando los exploradores españoles, conocieron al Suquía antes tuvieron que encontrarse con Saldàn, que les ofreció resistencia. Recuerda  L. Parodi en su recopilación de mitos, que “los comechingones sitiados por los españoles, se defendieron bajo la protección de Saldan, el Inchi Nahuan, pidió al Tacu (algarrobo) que los ayudara con alimentos. El árbol, comenzó a sacudir sus ramas, y cayeron sus vainas, sus frutos, que fortalecieron a los originarios y se prepararon para una larga resistencia”.

Pero el segundo encuentro del Suquía por su paso hacia el mar de Ansenuza (Mar Chiquita) era relatado por Don Ramón Aguilar Curaca del Pueblo de La Toma: “Cuando el río cruza por Villa Warcalde y hasta Alberdi, hay cavernas, algunas superficiales y otras túneles, casi todas son salamancas, cuando era niño, con mi papá pasamos por una que está a unos cien metros al oeste del Puente Turín. Y vimos que ingresaba un muchacho apodado Menache. Le preguntamos que hacía allí, y nos respondió -voy a aprender a tocar el violín-. En la salamanca contaba Menache, hay que sentarse en un sillón donde hay víboras y el diablo te enseña a cambio pide el alma. Menache se transformó en un eximio violinista y con el tiempo, murió seco. Claro, le vendió el alma al diablo”.

Cerca de las salamancas desemboca un célebre arroyo llamado el Infiernillo, es el lugar en el cual se escuchan cantos y música. Es el lugar donde los brujos entretienen al Gran Espíritu. El Infiernillo, es un arroyo corto, apenas si llega a dos kilómetros, pero tiene particularidades por las que el saber popular lo llamó infiernillo: su agua es salada y no tiene afluentes, aflora desde lo subterráneo, muy cerca del Tropezón y desemboca en el Suquía, cerca del Puente Turín y al lado de Villa La Favela, y aunque la gente del lugar trabaja con la basura y el cartón, no son la mayor amenaza del arroyo. El arroyo tiene un enemigo feroz, el desarrollismo inmobiliario que construye edificios torres que pueden alterar el curso de agua o destruirlo. Pero mientras tanto, las aguas saladas y la flora salvaje y nativa llegan hasta el Suquía. Los brujos le dicen al Suquía que ella, su novia lo está esperando. El Infiernillo queda atrás.

Ella sale a su encuentro. La llaman La Cañada. Así la llamaron los españoles en su idioma recordando las numerosas cañadas en España. No valoraron el nombre autóctono; se perdió para siempre. La longitud de este arroyo no llega a los 30 kilómetros. Nace cerca de Malagueño, en un lugar llamado la Lagunilla cuyo nombre indígena es Cochinta y se nutre de los afluentes de las sierras chicas y de las laderas de los montes cercanos. La Cañada es hija natural de Cochinta , y es un arroyo tranquilo, que como el Infiernillo nunca deja de traer agua. La Cañada en los 449 años de la fundación de Córdoba ha tenido una decena de crecidas desbordantes, cuyas aguas llegaron a la Plaza San Martín, ocasionando en todos los casos muerte y destrucción. El arroyo protestó hasta que la ciudad decidió embellecerla transformándola en un símbolo arquitectónico urbano. Azor Grimaut, quién se inspiraba en las tradiciones orales cuenta que el río informado de la belleza del arroyo, corrió veloz y cuando la vio engalanada de tipas, y con su vestido blanquecino, se fusionaron apasionadamente en un abrazo aquellos amantes ancestrales. Los enamorados nunca se separaron hasta llegar al mar de Ansenuza. En La Cañada, llora y se aparece sorpresivamente una persona, unos dice que se trata de una viuda cuyo marido fue fusilado en el calicanto, también dice que es un alma en pena y la llaman la Pelada, algunos sostienen que es una calavera, y otros que se trata de una hermosa mujer sin cabellera…esta última es La Cañada, suspira de amor por su esposo el Suquía.

EL COMUNERO