12.12.22

ARROYO EL INFIERNILLO

El Infiernillo es uno de los arroyos ubicados en nuestro territorio del Pueblo de La Toma. En la toponimia del país hay localidades, conglomerados marginales, relieves montañosos, montes boscosos y cauces fluviales que se llaman así. Unos cuantos arroyos llevan este nombre, pero el nuestro es único, al menos para nosotros. También en nuestro territorio hubo un “conventillo” que era conocido como El Infiernillo, se trataba de dos edificios abandonados que gente desamparada e indigente ocupó y que el reconocido músico Chango Rodríguez inmortalizó en una de sus canciones dedicada a Barrio Alberdi, aunque el avance inmobiliario acabó con él. Allí en ese lugar la mitad de sus habitantes pertenecían a nuestra comunidad ancestral. De ese Infiernillo hablaremos en otra oportunidad, ya que también es parte de nuestra historia reciente.

El Infiernillo es un arroyo de una longitud pequeña,  de casi dos kilómetros y medio, que corre desde El Tropezón hasta el Río Suquía, atravesando los actuales barrios de Quebrada de Las Rosas y San Ignacio. No sabemos cómo lo llamaban nuestros antepasados y el nombre ancestral no quedó registrado por ningún documento de la colonia, pero hacia finales del siglo XIX  la gente lo llamaba “La Salada” y también “El Infiernillo”. En la primera mitad del siglo XX fue popularizándose el nombre de El Infiernillo, llegando a ser hoy, el único de nuestro querido arroyo.

Hay muchos detalles que responden al ideario popular para ser llamado El Infiernillo: en primer lugar  aflora desde lo subterráneo, surge desde la tierra misma y es fortalecido de manera irregular por las ocasionales lluvias y tormentas que  formando torrentes, desembocan en su cauce.

Además,  sus cristalinas aguas corren sobre un lecho firme y tienen gusto salado, que no son resultado de los lamentables derrames químicos o cloacales, ya que cuando el sector no estaba urbanizado ni tenía presencia industrial, las aguas transparentes eran salobres, por ende los lugareños y nosotros el Pueblito, le decíamos “la Salada”. En sus aguas nos bañábamos, disfrutábamos y  hay testimonios de ancianos que recuerdan como en su adolescencia les encantaba bañarse allí.

Otra razón importante es la predominante vegetación enmarañada que no permite un fácil acceso al agua. Este arroyo es un pulmón verde de la ciudad, y lo valioso de él es que conserva la flora nativa: hay espinillos, algarrobos negros y blancos, talas, chañar, piquillín, moradillo, tintitaco, jarillas, pichanas. Toda esta flora sobrevive a pesar del avance irresponsable de edificios y casas sobre el antiguo monte por el que corre nuestro arroyo.

Si bien su cauce es relativamente angosto sin embargo es profundo formando barrancas en ambas riberas. En todo su recorrido el cauce es barrancoso aunque en ciertos sectores el relieve es màs pronunciado.

También en las cercanías de su desembocadura en el Suquía y en las barrancas del río, inmediatas al Puente Turín  existen cuevas que antes de la urbanización eran algo màs profundas, en nuestras creencias populares le llamábamos salamancas, espacios del infierno en el cual el diablo está dispuesto a enseñar artes y ciencias a cambio del alma del que acepta aprender. El Curaca don Ramón Aguilar relataba con frecuencia una experiencia que aseguraba haber vivido junto a su abuelo alrededor de 1940. Contaba que un joven apodado “Meneche” aprendió “música allí y murió seco”.

La última razón popular acerca del nombre del arroyo se desprende del relato de doña Cruz, que contaba que “el Río Suquía eran las lágrimas del Gran Espíritu que otorgaba bienestar a los comechingones, y que los brujos celosos de esa buena relación intentaron destruirla. Entonces entretenían al Gran Espíritu con canciones para que dejara de llorar y así comenzaba la Sequía, pero los originarios clamaban y lo  conmovían nuevamente y éste les devolvía el agua. Los brujos irritados se escondieron cerca de las cuevas del infierno y deambulaban por el arroyo, desde el cual se los escucha cantar algunas noches”.

Pero el: hay vida animal, tanto en el bosque frondoso arroyo es un paraíso de sus riberas, como en su cauce. Un estudiante de grado de la licenciatura en geografía  Joaquín Rebuffo aportó  datos producto de una investigación acerca de la fauna del Infiernillo: “en las barrancas todavía existen muchas especies de aves, entre ellas cabe destacar una muy silenciosa y bonita el Chiricote. Esta ave, también conocida como Gallina de Monte, camina tranquila por el cauce del arroyo, buscando bichitos en el barro y debajo de las ramas”.  En el relevamiento de aves del arroyo El Infiernillo realizado entre 2020 y 2021, Joaquín Rebuffo registró 66 especies residentes y transitorias, entre ellas, el ya mencionado Chiricote, Pato Barcino, Pato Cutiri,  Garza blanca, Garza Bruja, Jotes cabeza roja y cabeza negra,  Tero, Carancho, Martín Pescador, Halconcito Colorado, Chimango, Taguato, Palomita de la Virgen, Torcaza, Loros, Lechucita vizcachera, distintas variedades de Carpinteros, picaflores, tordos, y otros más. Joaquín Rebuffo nos informa que también hay cuises, comadrejas, lagartijas, y zorros que transitan por el arroyo pero se refugian en los montes cercanos.

Desde hace años, El Infiernillo sufre los embates destructivos como lo hemos sufrido nosotros como comunidad aborigen. Esa fuerza destructora proviene entre otros de los desarrollistas, las inmobiliarias, las industrias y la irresponsabilidad del Estado en sus distintos estratos muy aferrado a intereses que no son populares. De la contaminación cloacal y el basural suele culparse injustamente solo a los vecinos comunes en especial a La Favela, en la cual viven algunos hermanos de nuestra comunidad. Nuevamente el hilo se corta por lo màs delgado. Muchos vecinos del Infiernillo aman el arroyo; quienes deseamos rescatarlo contamos con esa fortaleza. La Comunidad Comechingón del Pueblo de La Toma no solo lucha por el Río Suquía sino también por este arroyo “que sigue vivo” a pesar de los intentos de matarlo sobre todo desde medio siglo a esta parte. Que se hagan sentir en pleno día los cantos de la resistencia, de la causa, de la lucha, es decir…de la vida.

EL COMUNERO